Los efectos psicofísicos de la música.

¿Qué es la musicoterapia? ¿Es un tipo de terapia “alternativa”?

Cuando nos referimos a la música, solemos pensar en una expresión artística estructurada y organizada. Nuestra idea de la música es principalmente estética, pero al escucharla no solo admiramos su belleza. Amamos la música porque mueve nuestras emociones.

Intentemos ver las posibilidades terapéuticas de la música desde otra perspectiva. Todos sabemos lo que es la psicoterapia; independientemente del enfoque (que podría ser cognitivo, conductual, psicoanalítico, gestáltico), los terapeutas utilizan el lenguaje para provocar reacciones en el paciente. Vamos al psicoterapeuta y comenzamos a hablar de nosotros, de nuestros miedos, contamos nuestra historia; tratamos de resolver conflictos o encontrar estrategias, y todo esto simplemente hablando.

Hasta hace poco considerábamos el ser humano desde una perspectiva dualista, lo que significa que la mente y el cuerpo eran dos entidades separadas. Las neurociencias han cuestionado este punto de vista al demostrar que la mente es el increíble producto de nuestro cerebro, que nuestros pensamientos son el resultado de un proceso fisiológico que involucra algunas células en particular, las neuronas. Las emociones, según este punto de vista, son “programas biológicos” que nos permiten reaccionar a estímulos externos e internos y están mediados por nuestro sistema nervioso, que obviamente incluye el cerebro.

Sabemos que las emociones, percibidas en nuestro cerebro pero también en nuestros intestinos y en en el resto de nuestro cuerpo, cambian el equilibrio químico (activan o desactivan nuestro sistema nervioso simpático y parasimpático, regulan la producción y liberación de hormonas, entre otros) de nuestro cuerpo, por lo que podemos decir que no hay separación entre nuestra mente y nuestro cuerpo.

Todos sabemos que la música tiene un fuerte impacto sobre las emociones.

Escuchamos música cuando estamos felices, tristes, cuando queremos relajarnos o emocionarnos. Tocar en una banda, una orquesta o un coro es una experiencia increíble que nos hace sentir parte de un todo, nos conectamos y sincronizamos con los otros músicos en un grupo sin necesidad de palabras, simplemente a través de la música.

La forma en que esto sucede aún no está completamente clara desde una perspectiva científica, y me gustaría discutirlo otro día, pero por ahora me gustaría centrarme en un hecho, a saber, que la música afecta directamente nuestro estado emocional, y lo hace incluso sin la ayuda (o interferencia) del lenguaje.

La musicoterapia es una disciplina que utiliza la música para lograr cambios específicos en nuestro estado emocional y fisiológico a través de la participación activa o la escucha receptiva.

Existe una cantidad cada vez mayor de evidencia científica que respalda estas prácticas y, a lo largo de los años, se han desarrollado diferentes metodologías y enfoques. Algunos, en mi opinión, funcionan mejor que otros; algunos tienen más evidencia científica que otros, pero los resultados generales son impresionantes.

Lo interesante de la musicoterapia es que no es necesario ser un músico o un experto para beneficiarse de ella. Los seres humanos somos una especie musical. Tenemos una musicalidad innata que no necesita ser formada profesionalmente porque es una parte de nosotros, y la musicoterapia utiliza esta musicalidad de una manera diferente a la que los músicos suelen hacer.

Solo un ejemplo para aclarar esta diferencia esencial entre la educación musical, la interpretación artística y la musicoterapia. Pongamos que quieres participar en una sesión de musicoterapia. En algún momento, el terapeuta te invita a ti o al grupo a hacer una improvisación. Espera un minuto … y si no eres músico? ¡No importa! Como he dicho antes, esta disciplina utiliza nuestra habilidad innata para percibir y producir música, independientemente de cualquier estructura y reglas culturalmente estandarizadas.

Cuando están sentados en un círculo de percusión, las personas comienzan a tocar los tambores como se sienten, expresando su estado emocional sin tener que preocuparse de si lo están haciendo bien o no. Aquí no hay bien o mal. El terapeuta puede escuchar y evaluar lo que sale y decidir dirigir al grupo hacia una emoción diferente. Podría intentar sincronizar el grupo, sugerir algunos patrones rítmicos más agresivos, luego quizás más estables y tranquilizadores y, finalmente, terminar con un ritmo lento y relajante. Sin decir una palabra, un musicoterapeuta experto puede guiar a una persona o a un grupo a través de una gran cantidad de emociones diferentes, y el resultado final es sorprendente.

Naturalmente, dependiendo de la situación, el terapeuta utilizará diferentes técnicas para lograr el resultado deseado. Si un cliente llega a una sesión en estado de ansiedad, una técnica de imaginación guiada puede ser un buen punto de partida para disminuir los niveles de ansiedad. Hablaré más adelante de todas las posibilidades que ofrecen estas metodologías relacionadas con diversas condiciones (ansiedad, depresión, dolor, autismo y muchas otras).

En los últimos años el uso terapéutico de la música también se ha implementado en hospitales. Aquí en Barcelona, ​​por ejemplo, un grupo de musicoterapia trabaja en la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital del Mar. Los pacientes en esta unidad se enfrentan al momento más difícil de su existencia, se acercan al final de su viaje, y la musicoterapia resulta ser una herramienta invaluable para mejorar la calidad de vida en una situación tan compleja y delicada. La musicoterapia también se usa en unidades de cuidados intensivos y los estudios han demostrado que ayuda a reducir la ansiedad y el dolor físico, con la consiguiente reducción en el uso de sedantes. Cuando se administra la musicoterapia antes de la radioterapia, los pacientes reportan menos ansiedad y miedo. Los estudios clinicos también muestran que la musicoterapia afecta la presión arterial, la respiración y la frecuencia cardíaca y la producción de cortisol, la hormona del estrés.

La música es parte de nuestro ser. Somos una especie musical y nuestra capacidad para percibir, producir y manipular sonidos y ritmos va más allá de una simple experiencia estética. La música cambia nuestro estado mental y emocional y, en consecuencia, nuestro estado fisiológico.

¿Quieres saber más sobre musicoterapia? Envíeme unas líneas a través de mi formulario de contacto y responderé todas sus preguntas.

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