¿Diferente?

¿Soy diferente? ¿Tal vez todos deberíamos pensar, actuar, caminar, hablar de la misma manera?

Muchos de los problemas que tenemos los aspergers en la vida diaria podrían no existir en absoluto si solo las personas “normales” dejaran de decirnos que son problemas.

¿Es realmente un problema si no siempre puedo mirarte a los ojos cuando hablamos? ¿De verdad te importa si te digo lo que realmente pienso en lugar de mentir sobre tu peinado o el color horrible de tu vestido nuevo? Me dices que es un problema si no consigo cambiar mi rutina diaria sin un ataque de ansiedad; ¿Mi ansiedad tiene un efecto tan horrible sobre tu vida? Piensa en el efecto que tiene sobre mi vida. Bueno, tal vez soy diferente, me gusta pasar el tiempo tocando el piano o leyendo solo en casa, pero ¿es eso realmente un problema para ti?

Siempre me tomo las cosas muy en serio. A veces no entiendo tus chistes. No puedo hacer más de una cosa a la vez, nada de tareas múltiples. Charlar es para mi una aburrida pérdida de tiempo. Puedo hablar sobre dendritas, axones y neurotransmisores durante horas y no darme cuenta de que casi te has quedado dormido por el aburrimiento. Podría ser grosero, pero siempre sin quererlo. Si alguien mastica algo a mi lado, huyo para no gritar. Me vuelvo loco cuando mi vecino de arriba camina con zapatos pesados. Odio ir a la playa todo el día, me parece aburrido, una tortura inútil. No soporto el contacto físico con extraños y los abrazos me hacen sentir atrapado. Puedo explotar de repente por estupideces, y un minuto después sonreír como si nada hubiera pasado. No me gustan las fiestas. No me gustan los extraños. No viajo a menudo porque viajar interrumpe mi rutina y luego me siento perdido. No tengo sentido de la orientación y me pierdo cada vez que voy a un lugar nuevo, siempre. Y, por cierto, ir a nuevos lugares me asusta cada vez.

Necesito mi silencio, necesito mi espacio, necesito mi tiempo. Me encanta estar solo.

Pero, lo creas o no, estaría bien como estoy, porque no me siento extraño en absoluto. El hecho es este: creo que la mitad de mis problemas desaparecerían si no me dijeras que esos son problemas. No me sentiría mal, diferente o extraño, si alguien no me hubiera dicho que lo soy. Porque creo que todos somos diferentes, únicos; todos tenemos nuestros gustos y disgustos

¿Sabes lo que me hace sonreír? Que aquí yo debería ser el inflexible, el asperger, el tio al que no le gustan los cambios, al que le da miedo probar cosas nuevas. Soy el autista que sigue rígidamente su rutina y sus pensamientos y comportamiento obsesivos. Pero tú … deberías ser “normal”, te gusta viajar y visitar nuevos lugares, te encanta probar un restaurante diferente cada semana y comer comida exótica. Tú eres quien encuentra las diferencias un enriquecimiento, algo emocionante. Entonces, ¿por qué me juzgas, por qué me obligas a ser más abierto? ¿Por qué tendría que parecerme divertido colarme en una fiesta cuando sabes que me va a dar un ataque al corazón? Lo repito, tú eres la persona fuerte, la que entiende. La que no juzga, la que no hace el matón.

Podría ser feliz, si solo me permitieras ser yo mismo.

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