Asperger y mundo laboral

Varios estudios señalan un hecho bastante preocupante: a las personas en el espectro autista les resulta difícil encontrar y mantener un trabajo, incluso en presencia de capacidades cognitivas iguales o superiores a la media.

En particular, un interesante estudio alemán[1] sobre una muestra de personas con un diagnóstico de autismo recibido en la edad adulta nos dice que, en promedio, las personas en el espectro autista tienen un nivel de estudio más alto que lo normal, pero esto no corresponde a un empleo adecuado tanto como cantidad (la tasa de desempleo es extremadamente alta), y como calidad (las clases de trabajo son menos calificados), que como duración (los autistas parecen no poder mantener el mismo trabajo durante mucho tiempo).

En la práctica, probablemente gracias a las políticas de asistencia académica y escolar proporcionadas a los estudiantes autistas con programas personalizados y una mayor flexibilidad hacia los diferentes estilos de aprendizaje, estos estudiantes están en condiciones de sobresalir en el campo de estudio elegido. Los obstáculos surgen cuando se entran en un mundo del trabajo que parece no estar preparado para recibir a las personas en una condición de neurodiversidad.

Según estadísticas recientes, el 85% de los graduados autistas en los Estados Unidos están desempleados[2]. Esta es una situación común a todas las personas con buenas habilidades cognitivas en el espectro autista y confirma lo que dije anteriormente: la transición de una escuela más preparada, o al menos más disponible a la gestión de las diferencias a un mundo laboral absolutamente no preparado, puede resultar fatal.

Los problemas comienzan con las entrevistas, para las cuales se evalúan parámetros sociales más bien estandarizados, que obviamente representan para nosotros una desventaja. El simple hecho de tener a menudo cierta dificultad para mirar a los ojos del interlocutor siempre se juzga negativamente. Una manera a veces un poco torpe de hacer las cosas, la dificultad para captar bromas (aunque muchos de nosotros hemos desarrollado un sentido del humor, solo que a menudo es muy particular…) y una inflexibilidad marcada, definitivamente juegan en nuestra contra durante la fase de selección del personal.

Si y cuando podemos encontrar un trabajo, nuestras peculiaridades son poco comprendidas y mal toleradas, y de la misma manera nuestras necesidades particulares nos hacen sujetos problemáticos e muchas veces indeseables desde un punto de vista laboral. Las dificultades en las relaciones sociales ciertamente tienen un peso, tanto en términos de la capacidad reducida (a veces prácticamente inexistente) para leer las señales no verbales y comprender las convenciones sociales, tanto por la tendencia a una menor interacción con los compañeros de trabajo. Damos la impresión de estar de mal humor, tenemos formas abruptas, decimos cosas inapropiadas y tenemos dificultades para trabajar en grupos y socializar. En lo que a mí respecta, la incapacidad para trabajar en grupo siempre ha sido un gran problema incluso durante mis estudios.

Las dificultades sensoriales son otro punto delicado en el trabajo para las personas autistas. Las luces brillantes, especialmente las fluorescentes, causan problemas reales: dificultad general de concentración, dolores de cabeza, incapacidad para enfocar la vista y concentrarse en el trabajo. Y lo mismo puede ocurrir con el ruido, lo que nos pone nerviosos e irascibles y pulveriza la capacidad de concentrarnos en un objetivo, o con los olores.

Como consecuencia, la mayoría de las personas autistas, incluso con capacidades cognitivas normales o por encima de la media, ven sus habilidades eclipsadas por los lados más particulares de su carácter. Y lo grotesco es que a menudo esos lados tan peculiares y mal vistos son la base de algunas de esas habilidades.

Lo que me gustaría explicar es que, si nos encontramos en una situación adecuada para llevar a cabo nuestro trabajo con serenidad, sin tener que preocuparnos por mantener constantemente la máscara de una normalidad que no nos pertenece, podemos hacer tanto y, a menudo, mejor que el promedio en ciertas áreas, que normalmente corresponden a nuestros intereses e inclinaciones personales.

Algunas empresas son conscientes de esto, especialmente en el sector de la informática, como Microsoft, SAP o HP, que desde hace algunos años han desarrollado programas de reclutamiento e inserción para personas en el espectro autista. Particularmente interesante es el programa SAP, en el cual la atención a la neurodiversidad empieza a partir de la entrevista, en la cual es el candidato el que decide cómo proceder: si caminando por el campus, realizando una entrevista cara a cara o en grupo.

Una empresa que trabaja exclusivamente con personas en el espectro autista es Specialisterne (que significa “especialistas”). La historia de esta compañía parece sacada de una pelicula de Hollywood, de aquellas con un final feliz: al parecer (muy en breve) el fundador, Thorkil Sonne, hipotecó su casa para crear Specialisterne después de que su hijo recibió un diagnóstico de Autismo. La compañía hoy opera en todo el mundo y la filosofía subyacente es no exigir a los empleados que cumplan con las normas sociales estandar, no tener que trabajar en grupos o mostrar necesariamente empatía o flexibilidad. Como dicen en su página de Internet:

Los rasgos que por lo general excluyen a las personas con TEA del mercado de trabajo son los mismos rasgos que los convierten en empleados valiosos en Specialisterne. Son su atención al detalle, la tolerancia cero a los errores y una gran persistencia para hacer el trabajo. Nosotros no los vemos como personas con un diagnóstico de TEA, sino que los vemos como verdaderos especialistas, y por eso nos referimos a ellos como “los especialistas”.

En la práctica, puesto así parece un cuento de hadas, el paraíso del autista. Yo estuve en una de sus oficinas españolas, y debo decir que no he visto nada increíble ni espectacular. Y esto es muy positivo. Simplemente una empresa que trabaja para terceros en el campo de la informática, cuyos empleados son casi todos autistas. Nadie que te saluda con sonrisas tipo publicidad de pasta de dientes esperando a cambio una sonrisa igualmente falsa, no he visto mesas de ping pong o áreas en las que es obligatorio socializar, no me he visto obligado a mirar a los ojos de la persona con quien hablé por temor a ser tomado por grosero. Normal, de hecho, para mí; es normal para quienes en el trabajo prefieren concentrarse en lo que tienen que hacer en lugar de gastar energía para cumplir con reglas y convenciones impuestas desde el exterior.

Además, si lo pensamos bien, los beneficios de contratar personas en el espectro autista serían muchos, para una empresa. La atención a los detalles, la dedicación total, la capacidad de concentración y un nivel de perfeccionismo a menudo exagerado, son características que deberían ser capaces de eclipsar a los que los manuales de diagnóstico siguen definiendo “déficit”, como las diferentes formas de socializar o la necesidad de no sobrecargar los sentidos. Quiero decir, las empresas podrían comenzar a considerar que contratar a autistas es algo conveniente en términos económicos.

Por el momento, sin embargo, aparte de algunas iniciativas encomiables, para aquellos en el espectro autista encontrar un trabajo y, quizás aún más difícil, poder mantenerlo, sigue siendo un gran desafío.

Pero me gustaría dejar aquí un consejo: no importa lo trivial que parezca, nunca hay que rendirse. Es esencial recordar siempre que nadie en este mundo es perfecto y que todos, autistas o no, tienen características y habilidades más desarrolladas que otras, y que estas habilidades no son necesariamente las mismas para todos. No nos dejemos desanimar por quienes nos señalan solo en lo que, en su opinión, no somos capaces. Tratemos de concentrarnos en lo que naturalmente nos sale fácil, en lo que podemos hacer bien y con placer. Es en refinar y desarrollar ciertas habilidades que debemos invertir energía, no en buscar parecernos a lo que no somos y nunca seremos. No es fácil, cuesta mucho esfuerzo y es fácil desanimarse, es normal, pero merece la pena intentarlo!

Notas:

[1] Frank, F., Jablotschkin, M., Arthen, T., Riedel, A., Fangmeier, T., Hölzel, L. P., & Tebartz van Elst, L. (2018). Education and employment status of adults with autism spectrum disorders in Germany – a cross-sectional-survey. BMC psychiatry, 18(1), 75.

[2] Why Is the Autistic Unemployment Rate So High?

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