Hoy es uno de esos días. Ya lo sabía cuándo me desperté esta mañana y debería haber hecho algo, lo sé. Pero no lo hice. Lo vi venir lento, inexorable. Cada movimiento hacerse pesado, incluso cepillarme los dientes era como escalar una montaña. La luz demasiado brillante, demasiado ruidosa. Sabía que sucedería, y no hice nada para detenerlo. Podría haberme quedado en casa tocando el piano, por lo general funciona. O volver a la cama y poner la música adecuada. …